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Erradicar la explotación laboral infantil es una materia pendiente que requiere que el Estado redoble sus esfuerzos

Este 20 de enero se cumple un año del asesinato de la adolescente Carolina Marín, quien tenía 14 años cuando falleció a causa de múltiples traumatismos causados por los golpes que recibió de parte de su tutor, el militar retirado Tomás Ferreira Rojas. Por el hecho también fue imputada la esposa de este, Ramona Melgarejo, quienes se encuentran con presión preventiva en la cárcel de Coronel Oviedo en espera del juicio oral y público.

El hecho, ocurrido en la localidad de Vaquería (departamento de Caaguazú), intentó ser ocultado y la joven fue enterrada casi en secreto de sus familiares, de acuerdo a los reportes de prensa. Siendo muy niña su familia la entregó a un hogar ante la imposibilidad de asumir la manutención por sus bajos recursos.

Posteriormente, el albergue, manejado por una congregación religiosa, la entregó al matrimonio y los anhelos de que la niña pueda recibir educación y alimentación terminaron en una trágica muerte, precedida por maltratos constantes y explotación laboral infantil, relataron los vecinos. El hecho generó una gran indignación en la comunidad, que se movilizó activamente en repudio al crimen y logró revertir los intentos de dejar el crimen en la impunidad.

En el Informe Derechos Humanos en Paraguay 2016 de la Codehupy, el Centro de Estudios en Derechos de la Niñez, la Adolescencia, los Derechos Humanos y la Juventud (Ceniju) aborda la problemática de la trata y trabajo infantil. La organización advierte que la persistencia del criadazgo pone en estado de vulnerabilidad a cientos de niñas, niños  y adolescentes, lo cual crea las condiciones para la explotación laboral en forma de servidumbre, además de maltratos y abusos.

Asimismo, el material sostiene que un elemento que debe ser considerado con mayor seriedad es la existencia de la práctica de ‘criadazgo’ que aún permanece como una  forma habitual de ‘crianza’ de las niñas, niños y adolescentes provenientes de familias empobrecidas generalmente rurales, por parte de familias más pudientes generalmente urbanas, ofreciendo cama y comida a cambio de trabajo y disfrazando lo que en realidad constituye el trabajo esclavo de niñas, niños y adolescentes. Esta práctica presentada de este modo constituye la trata interna con fines de explotación laboral y  podría estar relacionada a otras modalidades de  trata interna de niñas, niños y adolescentes. El criadazgo está incluido en la lista de las peores formas de trabajo infantil”, subraya el informe.

A propósito de la fecha, la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA) y la Municipalidad de Vaquería organizan una caminata para alertar a los pobladores sobre las consecuencias y riesgos que enfrentan las niñas, niños y adolescentes sometidos al régimen de criadazgo.

“Las niñas y niños en estas condiciones, son particularmente vulnerables a ser víctimas de todo tipo de violencia (física, emocional, sexual y laboral), puesto que el trabajo que realizan a menudo está oculto o en otros casos naturalizado, a los ojos de la ciudadanía, con el agravante que pueden encontrarse muy aislados del hogar familiar. En este sentido, Paraguay ha ratificado el Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil y ha incluido al trabajo infantil doméstico –CRIADAZGO –  en el listado de trabajo infantil peligroso. Por otro lado, la Ley N° 5407/2015 prohíbe expresamente el trabajo infantil doméstico”, dice parte de un reporte publicado en el sitio oficial de la SNNA.

Cabe recordar que el Estado paraguayo se comprometió a erradicar la práctica del criadazgo durante el Examen Periódico Universal (EPU) del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, al que nuestro país concurrió en enero de 2016. Sin embargo, para erradicar la explotación laboral infantil se deben redoblar los esfuerzos y, más allá de la aprobación de leyes, asignar los recursos necesarios para implementar de manera efectiva el marco normativo.

Foto: SNNA