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Procesos de solución amistosa con la intermediación de la CIDH se encuentran varados hace años ante la falta de respuestas del Estado.

De acuerdo a datos difundidos por el Serpaj-Py, desde 1989 han fallecido 147 jóvenes en el ejercicio del servicio militar, además de otros dos desparecidos mientras realizaban la instrucción militar. La mayor parte de estos casos permanecen en la impunidad.

La Asociación de Familiares Víctimas del Servicio Militar (Afavisem) es una organización que aglutina a los familiares de los jóvenes fallecidos durante el servicio militar y que exigen justicia y reparación.

María Noguera es madre de Vicente Ariel Noguera, quien prestaba servicio en el Centro de Instrucción Militar de Estudiantes para la Formación de Oficiales de Reserva (Cimefor). El joven falleció el 11 de enero de 1996, cuando tenía 17 años, en Mariscal Estigarribia, Chaco paraguayo. De acuerdo a la versión oficial, amaneció muerto en su cama y el diagnóstico médico señaló como presunta causa de muerte un caso de hantavirus no confirmado.

Sin embargo, Noguera se muestra convencida de que su hijo murió torturado, ya que presentaba signos de violencia en la cabeza, el cuello, el codo y su ropa interior tenía rastros de sangre. Además, el análisis de la muestra de sangre que fue enviada a EEUU dio negativo al virus. Desde entonces emprendió una “lucha sin cuartel”, dice haciendo notar la elección adrede de la figura. No encontró justicia en el país ni voluntad del Ministerio de Defensa de asumir la responsabilidad, por lo que denunció al Estado por retardo de justicia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). A raíz de los múltiples inconvenientes con el Estado para finiquitar un proceso de acuerdo amistoso, el caso se encuentra actualmente para estudio de fondo y pidió la elevación a la CorteIDH.

Otro caso que se encuentra pendiente de resolución en el plano internacional es el de Feliciano Vera González, quien falleció el 9 de setiembre de 1990 cuando tenía 16 años. Su hermano, Pedro Vera González, también se encontraba realizando el servicio militar en ese tiempo, pero era más antiguo. Nos cuenta que su hermano falleció en la casa de la hija del coronel Federico Carpinelli Yegros. Feliciano servía en la oficina de gestoría en Asunción.

La versión oficial dice que Feliciano murió electrocutado, pero Pedro hace notar que su piel no presentaba rastros de quemaduras, pero sí golpes detrás de la oreja y sangrados. No se hizo autopsia alguna. El proceso de solución amistosa se encuentra pendiente hace cinco años. Sus demandas no parecen ser difíciles de cumplir. Pide que el Estado se ponga al día con el pago de una pensión a su madre, que es apenas del 50% del salario mínimo, y acceso a servicios de salud. Sin embargo, el pago que reciben es de apenas 184.000 guaraníes al mes. “Peteî burla la Estado omoîva oréve (es una burla lo que Estado nos da)”, afirma.