El Día Mundial del Medio Ambiente 2024 se enfoca en la restauración de tierras, la resiliencia frente a la sequía y la lucha contra la desertificación. Este año, el lema es “Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la Generación Restauración”. Este tema resalta la importancia de la restauración de ecosistemas degradados para garantizar la sustentabilidad a largo plazo.
La desertificación y la sequía afectan a millones de personas, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y el acceso al agua. Las acciones de restauración pueden revertir el daño, mejorar la biodiversidad y fortalecer la resiliencia de las comunidades. La campaña de 2024 busca movilizar a gobiernos, organizaciones y ciudadanía para adoptar prácticas sustentables y promover una gestión responsable de los bienes comunes de la naturaleza.
El Paraguay reconoce constitucionalmente el derecho a un ambiente saludable: Toda persona tiene derecho a habitar en un ambiente saludable y ecológicamente equilibrado, además de que nos garantiza la protección ambiental por ley y cuenta con normativa clara de protección ambiental. Sin embargo, el estado nacional sigue orientando sus esfuerzos a sostener un modelo de producción extractiva e insustentable que aniquila la salud ambiental necesaria para la reproducción de la vida en los territorios.
Nos referimos a la producción extensiva de Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) de soja, maíz, algodón, trigo; los miles de hectáreas de arroz con riego que afecta gravemente a los humedales y a la biodiversidad y a cada vez más eucaliptos, destinados a la producción de biomasa y pulpa de celulosa; a la producción insustentable de carne vacuna, ambos modelos basados en el cambio de uso de la tierra, modelos seriamente observados por los potenciales mercados por la deforestación.
Asimismo, a la enajenación de la tierra que conlleva este modelo y las emisiones de gases de efecto invernadero de las que es responsable; a las inversiones transnacionales orientadas a la producción de biocombustibles, a quienes regalamos energía e insumos; a la prospección minera altamente contaminante y carburífera entregada a capitales transnacionales y la explotación acuífera que compromete nuestro territorio con sustancias tan letales para la vida como el mercurio y el cianuro.
El acceso al agua de las familias y comunidades más vulnerables se ve gravemente afectado como derecho humano, al ser facilitados nuestros recursos hídricos de la misma manera al sector empresarial. Vale la pena mencionar que la Ley de los Recursos Hídricos del Paraguay, en su Capítulo II, Artículo 3 Inciso “c” establece que: El acceso al agua para la satisfacción de las necesidades básicas es un derecho humano y debe ser garantizado por el Estado, en cantidad y calidad adecuada.
Existe suficiente información científica que explica que el “cambio de uso de suelo”, es decir, la pérdida de bosques nativos y otros ecosistemas para favorecer la expansión agropecuaria, es la principal causa que impulsa y acelera la crisis climática.
El modelo del agronegocio se ha apropiado de un tercio del planeta, y en nuestro caso impulsa todas las decisiones económicas y ambientales del país, en contra de nuestra soberanía territorial y alimentaria como derechos fundamentales de las personas que constituimos la nación paraguaya. Hemos descrito en reiteradas ocasiones el grave daño ambiental que esta matriz económica produce en nuestra gente; en sus cultivos, su salud, su economía, su cultura, su educación y sus medios de vida.
En este contexto, experimentamos extremos efectos climáticos devastadores, y padecemos una dependencia alimentaria, pérdida de agrobiodiversidad, de la soberanía alimentaria y nutricional junto a otros factores que redundan en dificultades cada vez mayores para producir cultivos básicos para la vida nacional, como consecuencia de estas alteraciones ecológicas severas.
Hoy, en el día Mundial del Ambiente, como sociedad civil, venimos a reiterar nuestras demandas al estado nacional:
Es URGENTE un cambio radical en la orientación de las políticas relacionadas con la gestión ambiental del país. En ese sentido, exigimos:
- Implementar una política de freno efectivo de la deforestación y de restauración de la superficie boscosa funcional, con el objeto de la restauración y conservación del suelo que se destine a la producción de alimentos sanos.
- Sancionar y promulgar una Ley de Deforestación Cero para el Chaco.
- Diseñar y aplicar planes de conservación, contingencia y mitigación en casos de desastres naturales en consulta y participación de las comunidades afectadas. Adoptar el principio precautorio como medida de acción, a fin de proteger el derecho al ambiente y los demás derechos que dependen de su concreción.
- Eliminar los privilegios otorgados a algunos sectores de producción por sobre otros en detrimento al principio de igualdad, no discriminación y con consecuencias en el disfrute del derecho a un ambiente sano.
- Aplicar de forma efectiva la Ley N.º 3239 «De los Recursos Hídricos del Paraguay», como eje para una política de recuperación de los territorios del agua, aquellos que la producen, almacenan, distribuyen y purifican, tales como humedales, cursos de agua y bosques. En ese marco, realizar un monitoreo y control de contaminantes en aguas, y penas máximas para quienes las contaminen.
- Y muy especialmente: Llevar adelante una reforma agraria integral de acuerdo con el mandato constitucional, con la implementación de una política de promoción de la agroecología como camino para la preservación de territorios y como estrategia para hacer frente a la crisis climática, teniendo en cuenta que la agroecología enfría el planeta. Tomar en cuenta las recomendaciones realizadas por Marcos Orellana, Relator Especial de las Naciones Unidas, sobre sustancias tóxicas y derechos humanos, y detener de inmediato el envenenamiento de nuestro territorio.
A la sociedad nacional rogamos: Es IMPRESCINDIBLE apoyar a quienes luchan por la sustentabilidad, en defensa de las comunidades campesinas e indígenas, por la seguridad y soberanía alimentaria, por el derecho al acceso al agua y la supervivencia de las especies. Si no cambiamos el rumbo, vamos camino a un país inhabitable.
¡Queremos un futuro posible!
Asunción, junio 5 de 2024
Grupo de Trabajo de Tierra, Territorio, Ambiente y Derechos Humanos de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy)