Hoy se cumple un mes del asesinato del periodista Humberto Coronel, un asesinato que no es un hecho aislado, sino un crimen que se enmarca en un complejo entramado de violencia que atraviesa al Paraguay desde hace varios años.
El crimen contra la vida de Coronel -además de atentar contra la libertad de prensa y contra el derecho de toda la sociedad paraguaya a acceder a información equilibrada- representa el consolidado avance del crimen organizado y de los poderes fácticos políticos y económicos, que acallan no solo a periodistas, sino a cualquier persona o colectivo social que se resista a vivir en el narco-estado que se erige por sobre el sistema democrático.
En los últimos treinta años hemos visto morir a manos de sicarios, de civiles armados e incluso de fuerzas de seguridad del Estado a periodistas; autoridades electas y precandidatos electorales; líderes y lideresas campesinas e indígenas; y funcionarios públicos que incomodaron al crimen organizado.
En su gran mayoría todos estos crímenes han quedado impunes, ante un Estado que es, como mínimo incompetente, con estrategias reactivas que no se enfocan en las causas de los problemas sociales que nos asolan; pero que también es cómplice, muchas veces por omisión o acción directa.
No es casual que miembros de la prensa y de movimientos sociales que defienden distintos derechos humanos, desde la libertad de expresión hasta el derecho a vivir en un ambiente sano, sean severamente atacados y se encuentren en alto riesgo, pues sus roles son fundamentales para la democracia, porque actúan como contrapeso y control del poder.
Estamos viviendo en una sociedad donde actores con intereses que no representan a la ciudadanía propician crímenes de todo tipo. Estamos ingresando a la cúspide de un modelo social marcado por el poder del dinero, de la corrupción, de la violencia y el odio en todas sus formas. Odio que hemos visto ya expresado en su forma más concreta con asesinatos como los de Lorenzo Silva Arce o Romina Vargas.
Se trata de un momento sumamente delicado en la historia democrática de nuestro país y ante este escenario consideramos necesario, en el marco del VI Seminario Internacional de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos en Paraguay, expresar que seguiremos defendiendo los derechos humanos de todas las personas sin discriminación.
Decir que cada uno y cada una de nosotras, quienes nos reunimos aquí en torno a la defensa y promoción de los derechos humanos, seguiremos exigiendo verdad, justicia y reparación para Humberto Coronel y para cada una de las víctimas de violaciones de derechos humanos. Para cada persona a la que el Estado no haya protegido, al permitir el avance, por acción u omisión de los poderes fácticos.
Decir, sobre todo que, como defensores y defensoras de los derechos humanos, seguiremos defendiendo el derecho a vivir, a vivir en paz, a vivir dignamente, a vivir sin hambre, con educación, con salud, con alegría, a vivir sin miedo.
Asunción, octubre 6 de 2022
Coordinación de turno: Heñoi, Grupo Sunu de Acción Intercultural, Gestión Local
Secretaría Ejecutiva: Dante Leguizamón Morra