Pronunciamientos

Últimamente la salud de las personas, tanto en zonas rurales como urbanas, se ha visto gravemente afectada con la aspiración de los aerosoles que generan humo y contaminación, a raíz de quemas intencionales en el Chaco paraguayo.

Atentado a la biodiversidad y a la restauración de ecosistemas:

Los incendios forestales, provocados en muchos casos por prácticas agrícolas inadecuadas en el marco del avance de la frontera agropecuaria, destruyen grandes extensiones de bosque nativo, afectando no solo a la fauna y flora autóctonas, sino también a las fuentes de agua y los ciclos climáticos locales.

El impacto sobre las comunidades humanas es igualmente devastador: los pueblos indígenas y las poblaciones rurales que dependen de los bienes comunes de la naturaleza para su subsistencia enfrentan la pérdida del manto vegetal de sus tierras, la privación de su sustento y la disminución de la calidad del aire y el agua. 

Los grupos del pueblo ayoreo que viven sin contacto en la región afectada por los incendios, experimentan un agravamiento de las condiciones ya arduas en las que sobreviven, en territorios que les han sido usurpados, que implica la pérdida del hábitat y recursos vitales debido a la deforestación, la fragmentación del paisaje y a su misma expulsión de los enclaves privados y excluyentes. Los incendios además implican la pérdida de los corredores que conectan los remanentes de bosques utilizados por los grupos ayoreo aislados. Las consecuencias para estos grupos pueden resultar fatales, conformándose así una situación de genocidio de este pueblo que vive en aislamiento voluntario.

En lo que respecta a los cauces hídricos y al acceso al agua, la destrucción de la vegetación durante los incendios reduce la capacidad del suelo para retener agua, lo que provoca una mayor erosión y la pérdida de capas fértiles, afectando la capacidad de los ecosistemas para absorber y filtrar agua de lluvia.

La alteración de los paleocauces También tiene consecuencias a largo plazo, ya que muchos de ellos son fundamentales para la recarga de acuíferos subterráneos, que son una fuente vital de agua en una región donde las precipitaciones son escasas e irregulares. 

Además, los incendios generan emisiones de gases de efecto invernadero que llevan directo al cambio climático, lo que agrava aún más las condiciones ambientales de la región y del planeta en su conjunto.

El desarrollo productivo que está matando al Chaco 

El concepto de desarrollo económico basado en la destrucción masiva de los frágiles ecosistemas, alterando también los recursos hídricos, está equivocando sustancialmente el camino si no puede evitar el asesinato masivo de la fauna, la pérdida de bosques originarios y la grave afectación a la salud humana. 

Diariamente estamos siendo testigos de la muerte de especies animales y vegetales, así como microorganismos fundamentales para la salud ecosistémica de la región, a raíz de estas condiciones: se les priva del aire, del agua y del suelo donde han estado viviendo y creciendo por miles de años. 

Es necesario que la población a nivel nacional conozca los impactos de esta forma de muerte de la naturaleza donde la transformación del territorio, a través del “cambio de uso de suelo”, ha agravado las condiciones de vida de todo el Paraguay; contrariamente a la idea de desarrollo. 

La ilegalidad de los incendios intencionales: 

A pesar de la existencia de normativas que protegen los bosques nativos y regulan el uso del suelo, estas prácticas de quema no controlada de tierras y la deforestación masiva se realizan frecuentemente sin las debidas autorizaciones, infringiendo las leyes del Paraguay.

Ningún esfuerzo de control efectivo servirá ni sirve si no se imponen las sanciones adecuadas a los responsables de estos crímenes ambientales. 

Razones por las cuales, las organizaciones de la sociedad civil que integran la Coordinadora por los Derechos Humanos del Paraguay, por medio del Grupo de Trabajo Tierra, Ambiente y Derechos Humanos, ante tal panorama; instan al gobierno nacional y a los gobiernos locales adoptar las siguientes medidas, con carácter de extrema urgencia: 

1.- Declarar en estado de emergencia al Chaco paraguayo; atendiendo a las necesidades de protección de las comunidades campesinas e indígenas, y en especial a su vulnerabilidad ante la falta de agua potable, las sequías, las quemas e inundaciones cíclicas, disponiendo de manera prioritaria los recursos necesarios para acudir en auxilio a las mismas inmediatamente; 

2.- Poner fin a las prácticas de estos incendios, que no dan tiempo a la regeneración de la vida silvestre y vegetal; por medio de una moratoria que los prohíba por un lapso no menor a 3 (tres) años, esclareciendo los hechos y sancionando a sus responsables en aplicación de las leyes ambientales vigentes; 

3.- Respetar y garantizar la indemnidad de los territorios de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario;

4.- Suspender el otorgamiento de licencias ambientales que autorizan el desmonte de las tierras destinadas a los proyectos de explotación agropecuaria, industrial o forestal, también por un lapso no menor al requerido en el punto 2; 

5.- Implementar los acuerdos, compromisos y recomendaciones internacionales, en especial, ratificar el Acuerdo de Escazú; y

6.- Revisar y adecuar la legislación vigente, protegiendo con mayor amplitud reservas ecológicas, territorios del hábitat tradicional indígena y en especial, sancionar una LEY DE DEFORESTACIÓN CERO para la Región Occidental del Paraguay. 

No habrá “puerta de entrada al futuro” productivo SI NOS SIGUEN QUEMANDO

Grupo de Trabajo Tierra, Ambiente y Derechos Humanos

Tierraviva, SOBREVIVENCIA, Amigos de la Tierra Paraguay, Heñói, Iniciativa Amotocodie, Tierra Libre, Tape´a, Base Is.

Coordinación de Turno: Tierraviva, Unes y Sociedad de Comunicadores del Paraguay (SCP)

Secretario Ejecutivo: Dante Leguizamón

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