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Desde la Codehupy reiteramos nuestros saludos y felicitaciones al trabajo de la Dirección de Memoria Histórica y Reparación, encabezado por el doctor Rogelio Goiburú, quien con persistencia desafía el olvido y la impunidad.

La Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) acompañó el pasado jueves la exhumación de los restos de dos personas asesinadas y desaparecidas durante la dictadura de Alfredo Stroessner. El anuncio del hallazgo de los cuerpos 35 y 36 de víctimas del terrorismo de Estado se dio precisamente un 3 de noviembre, aniversario del nacimiento del dictador y en el que los seguidores del régimen rinden tributo a quien estuvo al frente de una de las dictaduras más largas y sangrientas del continente.

Desde la Codehupy reiteramos nuestros saludos y felicitaciones al trabajo de la Dirección de Memoria Histórica y Reparación, encabezado por el doctor Rogelio Goiburú, quien con persistencia desafía el olvido y la impunidad buscando a los desaparecidos para darles identidad y devolver algo de paz a sus familiares. Asimismo, según sus propias manifestaciones, la labor que lidera busca recuperar nuestra historia y castigar los crímenes de lesa humanidad, que son imprescriptibles.

El equipo, conformado por ocho personas, acampó desde el lunes en un declive de terreno  ubicado en la comunidad 7 de Diciembre, del distrito de Tava’i, departamento de Caazapá.  Goiburú explicó que llegaron al lugar conducidos por testimonios levantados en Ñu Kañy, una zona cercana donde también se realizaron excavaciones hace dos años, que incluyeron a militares y policías, además de civiles sobrevivientes.

Según las fuentes, hacia los años sesenta una columna del movimiento insurgente 14 de Mayo se desplazaba por la zona acampando temporalmente en el monte cuando fueron delatados ante el general Patricio Colmán, que con sus tropas rodeó y acribilló a los rebeldes. Cuando ocurrieron las ejecuciones, el predio donde se realizaron los entierros era explotado por el general Gaona, aunque ahora las tierras pertenecen al Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) y los pobladores están en gestiones para formalizar la posesión del inmueble.

El sitio estaba marcado con cruces y había también restos de velas, siendo una costumbre extendida las ceremonias dedicadas a los kurusu rebelde, a los que incluso se pide favores y se atribuye milagros. En otras zonas del país también se identificaron otros kurusu rebelde y a pesar de que los familiares desean que se realicen las exhumaciones, los pobladores del lugar se oponen tenazmente por ser lugares de culto.

A poco más de un metro del sitio de excavación, existe otro nicho con cruces, pero no está confirmado que pertenezca a desparecidos de la dictadura, pues según algunos informantes son restos de pobladores que fueron enterrados en el lugar por falta de cementerio. Por ello, ante la falta de certeza no se pueden realizar las exhumaciones.

Por el avanzado estado de deterioro en que se encontraban los restos, queda aún por determinar si será posible extraer material genético de los mismos, aunque el hallazgo de piezas dentales será clave para los trabajos de comparación con el banco de sangre de familiares de desaparecidos y la posterior identificación.

Del proceso de exhumación también tomaron parte agentes del Ministerio Público, que inventariaron los restos para su traslado a la morgue judicial. Cuando se destinen los recursos necesarios el Equipo Argentino de Antropología Forense extraerá las muestras para la elaboración del perfil genético que permita determinar a quiénes pertenecen los restos.